La disfunción sexual en la mujer es la alteración en el deseo sexual y nos influye directamente en nuestra actividad sexual. Los síntomas más frecuentes son la falta de deseo, excitación, ausencia de organismo e incluso dolor durante el acto sexual.
Aunque es una patología muy común, suele aparecer en algún momento de la vida sexual de muchas mujeres por lo que es importante entender sus causas para poder afrontarlo. Entre ellas podemos destacar una de las que más abundan en nuestra sociedad: el estrés y la presión a la que estamos sometidos en nuestro día a día y que se puede ver directamente reflejado en nuestras relaciones sexuales en forma de temor.
¿Qué hay de la pareja? Es fundamental hablarlo e incluso que forme parte del tratamiento ya que el origen de este tipo de trastorno puede venir directamente de la propia pareja sexual por medio de una relación monótona o insatisfactoria. No obstante, las causas también puede ser por motivos psicológicos, traumas u orgánicas como por ejemplo que se inflama la zona o cicatriz del tejido como causa de alguna cirugía, por la menopausia donde el flujo vaginal es mucho menor u otro tipo de circunstancias que hace que el deseo sexual se vea fuertemente mermado.
Por otro lado, el miedo a un posible embrazo o a contraer una enfermedad de transmisión sexual son también las responsables de una relación sexual no satisfactoria cuando la solución es tan simple como utilizar un sistema anticonceptivo como el preservativo que garantice no sólo la ausencia de embarazo sino la protección contra todo este tipo de enfermedades.
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