Aunque la menstruación sea un proceso por el que todas las mujeres pasamos, no os imagináis las diferencias que pueden existir entre unas y otras dependiendo del lugar del mundo en el que vivamos.
Por ejemplo, si fuéramos una mujer afgana, no tendríamos fácil acceso a compresas, tampones o copas menstruales lo cual propiciparía que fuésemos más vulnerables a infecciones y enfermedades. Además tampoco podríamos lavarnos nuestra zona íntima porque existe el mito de que si se hace provoca esterilidad en las mujeres.
En Kenia, el acceso tampoco sería fácil a estos productos sanitarios porque cuestan mucho dinero estando al alcance de sólo algunas privilegiadas por lo que tendríamos que recurrir a hojas de árboles, papeles de periódicos, telas…
En Burkina Faso por ejemplo, si somos niñas o adolescentes no podríamos ir a la escuela durante esos días y si acudiríamos tendríamos prohibido poder cambiarnos o limpiarnos durante todo el día lo que pondría en riesgo nuestra salud.
Si viviéramos en Irán los tampones nunca los habríamos visto porque se consideran una amenaza para la virginidad además de tener un fuerte carácter mral que impide su utilización.
Si estuviéramos en Japón no podríamos hacer sushi durante esos días porque supuestamente perdermos el equilibrio en nuestro sentido del gusto.
En Nepal los mitos son todavía más fuertes puesto que nos obligarían a estar encerradas en cabañas apartadas del resto de la población sin tener ningún contacto y con condiciones sanitarias muy malas.
Si viviéramos en Bangladesh deberíamos ocultar nuestra sangre menstrual enterrando los paños porque si alguien la ve, quedará maldita.
Por último, En Bolivia todavía existe la creencia de la sangre menstrual puede provocar enfermedades tan graves como el cáncer por lo que las alternativas menstruales no se desechan junto con la basura y obliga a que cientos de mujeres tengan que llevarlos sucios.
Como véis es una suerte que en nuestro país a pesar de existir todavía ciertos tabúes y mitos podamos tener un acceso amplio productos sanitarios como las copas menstruales y poder disfrutar así de una menstruación sana, ecológica, cómoda y económica.
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