A pesar de que la mayoría de las personas creen que es algo muy novedoso, la realidad es que la primera copa menstrual de forma industrial se realizó en Estados Unido es la década de 1930 aunque ya existían algunas desde el año 1867.
¿Pero qué ocurrió para que dejarán de distribuirse? Con motivo de la II Guerra Mundial el proceso de fabricación se interrumpió por falta de látex, el componenete antialergénico básico con el que se realizan estas copas. También influyeron algunas opiniones de mujeres que consideraban que era demasiado grande, rígida y pesada ya que no había diferentes tamaños según cada mujer como en la actualidad.
Fue en 1987, cuando se realizaron dos tamaños diferentes: uno para las mujeres más jóvenes sin hijos y otro para las mujeres de mayor edad con hijos. Es a partir de este momento cuando en este país se vuelve a comercializar y a extender su uso gracias a las ventajas y mejoras que sufre la copa menstrual que entonces sí se adapta a las necesidades de cada mujer.
La concienciación sobre el medio ambiente también contribuye exponencialmente a su uso ya que las copas menstruales se realizan mediante procesos que no contaminan y al no ser desechables el impacto medioambiental es mínimo. El ahorro que produce en la vida menstrual de una mujer es muchísimo menor y además no produce el síndorme del shock tóxico ni ninguna otra enfermedad relacionada porque no está realizada con blanqueantes como los tampones y compresas.
Hoy en día, en COPAS MENSTRUALES podemos encontrar cientos de modelos diferentes, diseños y tallas para que cada mujer tenga una elección más variada y por tanto una mejor experiencia.
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