La copa menstrual es uno de los inventos más revolucionarios en cuanto a higiene femenina. Muchas personas creen que la copa menstrual es algo novedoso, sin embargo lleva con nosotros más tiempo del que puedas creer. De hecho, este revolucionario invento vio la luz por primera vez en la década de los 30. Y fue una mujer la que se encargó de elucubrarlo.
En este artículo vamos a explicarte todo lo que has de saber sobre la historia de la copa menstrual. Desde quién la inventó hasta los diferentes modelos que se han ido creando con el paso de los años. Si quieres saber más sobre este producto de higiene femenina tan eficaz, no dejes de leer este post. Estamos seguros de que te resultará muy interesante.
Breve historia de la copa menstrual
Desde que el mundo es mundo las hembras de todas las especies tienen que pasar por el ciclo menstrual durante su época fértil. Y las mujeres no podían ser menos. Esta función corporal forma parte de nosotras igual que lo hace el respirar o dormir. Sin embargo siempre ha sido un proceso que ha estado rodeado de misterio e incluso de tabúes. Muchos de los cuales, a pesar del estar en el 2018, siguen vigentes en nuestra sociedad.
Y el problema no es para tomarlo a broma. Según el I Estudio sobre Salud Íntima llevado a cabo en España, aproximadamente el 26 % de las mujeres de nuestro país no han recibido nunca información sobre la menstruación durante su época juvenil. Ni en la infancia ni en la adolescencia. Por suerte este porcentaje se va reduciendo conforme avanzan los años. Ya que hoy en día es normal que la menstruación se trate en las clases de ciencias naturales en todos los colegios de nuestro país. Lo que ayuda que la regla deje de ser vista como una enfermedad o como un tema tabú que hay que ignorar.
Gracias a este cambio en el modo de percibir el ciclo menstrual cada vez hay más adelantos en el mundo de la higiene íntima femenina. Uno de ellos es precisamente la copa menstrual. Invento revolucionario donde los haya que nació de la mente de Leona Chalmers.
Leona Chalmers, la madre de la copa menstrual
La estadounidense Leona W. Chalmers, que nació en el año 1900, fue una mujer de armas tomar. No solo porque llegó a alcanzar la fama como actriz, sino también por sus facetas de escritora e inventora.
Y en esta última faceta es precisamente donde se las ingenió para inventar la copa menstrual. Conocida también bajo el nombre de “receptor catamenial”, no llegaría a ver la luz hasta el año 1937. Cuando Leona ya andaba cerca de los cuarenta. Sin embargo hemos de reconocer que no todo el mérito fue suyo. Al parecer ya existían productos similares a la copa menstrual que ella patentó. Pero nadie hasta el momento había empezado a comercializarlos ni se preocupó por solicitar la patente.
Igual que sucede hoy en día, la copa menstrual nació como una alternativa mucho más higiénica y saludable a las compresas y los tampones. No solo servía (y sirve) para evitar los malos olores, sino que además elimina esa indeseable sensación de humedad tan asociada a la regla. O las posibles infecciones por una higiene algo más deficiente.
Esta primera producción fue realizad en caucho. Pero, a pesar de lo ingenioso del producto y de sus múltiples cualidades, lo cierto es que fue un auténtico fracaso de ventas. A lo que por desgracia ayudó el inicio de la II Guerra Mundial ya que provocó una tremenda escasez de caucho. Sin embargo son muchos los que piensan que no fue precisamente esta escasez de material la que provocó la poca aceptación de la copa menstrual. Se cree que pudo haber otros motivos, como por ejemplo:
- El hecho de que hubiera que manipularla dentro del vagina, lo cual puedo resultar demasiado moderno para las mujeres de la época. Esta práctica era tan tabú que incluso algunos médicos lo desaconsejaban.
- Otro de los motivos por los que se piensa que el primer modelo fracasó fue el hecho de que caucho era un material demasiado pesado y duro y las mujeres no se sentían cómodas con este material dentro de su vagina
Llegamos a la década de los 50
Tendremos que esperar hasta la década de los 50 para que este singular producto de higiene íntima vuelva a hacer acto de presencia en la sociedad. En este caso fue la empresa Tasette Inc, fundada por Robert Oreck, la que se encargó de volver a sacarlo a la palestra. Y lo hizo con la colaboración de Chalmers. Gracias a Oreck la compañía le dio un gran impulso publicitario al producto. Fue también en esta misma época cuando se comenzaron a introducir otros materiales de fabricación para crear un material más suave e incluso desechable.
Hablamos del caucho vulcanizado. Un material novedoso y delicado que volvió a abrir las puertas del negocio a la copa menstrual. Al no tener que enfrentarse a la escasez de materiales, pudieron seguir con la fabricación. Sin embargo el invento de Chalmers tampoco consiguió despegar en esta ocasión. Y eso que tanto Chalmers como su socio se encargaron de demostrar a la comunidad médica que se trataba de un producto higiénico con el que se evitaban gran cantidad de infecciones. A diferencia de lo que sucedía (y sigue sucediendo) con los tampones o las compresas.
Las mujeres siguieron sin mostrar interés hacia la copa menstrual y continuaron sin apoyarla. El fracaso fue tal que en el año 1963 las copas menstruales volvieron a desaparecer del mapa. A pesar de los esfuerzos que hicieron ambos por hacer que este producto de higiene femenina llegar a las mujeres, estas seguían sin estar convencidas.
Por suerte no todo estaba perdido. Durante la década de los 60 y sobre todo en los 70, los tabúes relacionados con la manipulación de la zona genital femenina parecían ir reduciéndose. Lo cual sería vital para conseguir volver a introducirla en el mercado más adelante.
De la década de los 80
A pesar de todos estos altibajos la copa menstrual consiguió repuntar de nuevo entre los productos de higiene femenina durante los años 80. Fue entonces cuando comenzaron a fabricarse copas menstruales de látex de caucho. Estas unidades se comenzaron a extender tanto por el mercado estadounidense como por el europeo.
Y llegamos al año 2000
En el año 2000 asistiríamos a nuevo cambio de materiales al incluir la silicona de grado medio en la fabricación de las copas menstruales. Un acierto con el que se ha conseguido un producto verdaderamente potente contra posibles infecciones como la candidiasis vaginal. No hay que olvidar que este material es resistente a las bacterias y también hipoalergénico. Además de proteger nuestra zona íntima, el uso de silicona de grado medio permite recoger el flujo sin absorber y sin irritar. Entre sus ventajas tampoco hay que olvidar el hecho de que se trata de un material muy duradero. Bien cuidado estas copas menstruales pueden llegar a superar los 10 años sin problema.
El éxito de la silicona de grado medio para la fabricación de copas menstruales ha sido tal que a día de hoy todas las compañías que producen copas menstruales ya solo fabrican con este tipo de silicona.
Hoy en día la copa menstrual se ha convertido en un producto de higiene femenina que poco a poco va ganando adeptos. Probablemente la mentalidad del siglo pasado todavía no estaba preparada para este producto tan revolucionario.
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