La verdad sobre las copas menstruales

Todos los que ya nos conocéis de hace tiempo sabéis que somos firmes defensoras de las copas menstruales ya que es el método de higiene íntima más respetuoso con nuestro cuerpo y con el medio ambiente, sin embargo, todavía hay muchas que nos dicen qué algo malo tienen que tener. Pues bien, hoy analizamos tanto sus puntos positivos como sus puntos negativos.

Empezamos por los que más nos gustan de ellas:

No daña nuestra flora vaginal puesto que están hechas con silicona médica por lo que no se incrusta nada de suciedad en ella y no contiene ningún tipo de componente tóxico a diferencia de tampones y compresas.
Respeta el medio ambiente ya que es reutilizable y su duración puede llegar a ser de hasta 10 años por lo que imaginaros toda la cantidad de residuos que estamos evitando verter a la naturaleza.
No desprende olores ya que éstos se producen cuando la sangre se mezcla con otros materiales como el algodón de las compresas.
No influye en el pH de la vagina puesto que al recoger el flujo menstrual y no absroberlo, no reseca nuestra vagina.
Es muy cómoda porque es flexible por lo que se introduce fácilmente, se acopla muy bien y además podemos estar con ella hasta 10 horas y olvidarnos de tener que ir continuamente al baño.
Su precio es muy económico ya que oscila entre los 20 y 30 euros pero como su duración es de hasta 10 años, en apenas unos meses ya la hemos amortizado.

Ahora bien, ¿cuáles pueden ser algunos de sus puntos negativos?

Hay que esterilizarla después de cada menstruación aunque es un gesto muy sencillo en el que tan sólo debemos coger un recipiente especial y meterlo 3 minutos al microondas y estará limpia y lista para el siguiente ciclo menstrual.
Al principio puede ser algo más difícil de color que otros métodos aunque sólo es cuestión de práctica.
Hay que escoger bien la talla, de lo contrario puede resultarnos incómoda o tener pérdidas.

¿Te hemos convencido?

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